domingo, 16 de agosto de 2015

PINGÜINOS 2013 EL NACIMIENTO DE LA BRIGADA PINGÜINERA



PINGÜINOS 2013

El nacimiento de la Brigada Pingüinera



La verdad es que a esta salida me apunté por todo el morro. Me comentaron que iban a ir a pingüinos y me colé.

VIERNES 11

Tras un mes me preparaciones y nervios por el viaje, nos reunimos para salir 3 V-Strom, la de Rafa, la de Pepote y la mía, 1 Deuville de Felix y la Kymco 500 de Ángel y tras un café mañanero comenzamos a rodar con un frío espectacular.




Empezamos a subir el puerto del Bruc, y a la altura de Abrera se nos unen José, con su BMW 1200 RT, y Ramón, con su Varadero 1000, unos compañeros de trabajo que nos acompañan durante el viaje de ida.

El frío y la humedad son tremendos y hacemos la primera parada en la cepsa de Golmés, y a Ángel no se le ocurre otra cosa que quitarse los guantes y poner las manos en el tubo de escape, pero fuera del protector… Creo que aun están marcados los dedos… Café, cigarrito (los que fuman) y a seguir viaje.

El tráfico de camiones en la N-II es muy intenso, y decidimos continuar por la autopista. Entramos en Fraga y salimos en Pina de Ebro para hacer la parada en La Pepa, pero que al final tiramos hasta el área de Alfajarin. Ahí ya se había levantado el día, mucho sol, pero un frío impresionante. Repostamos, cigarrito y a seguir.




Aquí es donde no sé qué pasó, pero en vez de tirar por la ruta sencilla, tiramos por donde nos dijo Ramón y ahí que nos metemos por la N-II dirección Madrid y decimos que a ver cuándo paramos a almorzar.

Yo iba delante abriendo el grupo y empecé a tirar… Pasamos La Muela…y seguía tirando…pasamos La Almunia de Doña Godina…y seguía tirando…pasamos Calatayud y yo seguía tirando sin parar, y es ahí donde Rafa me adelanta y se sale en la siguiente salida… Si es que me encelo y no paro… Salimos en Terrer y buscamos un bar. Descansito y bocata. Parecía que el frío había remitido un poco, pero aun así se notaba que era enero. 




Y es aquí donde empieza nuestro periplo. Salimos de la N-II y entramos en la A-116 que se convertirá en CL-116 dirección Almazán, una carretera aceptable pero que pillamos con algo de niebla. Antes de dejar la N-II, Ángel nos dice que ha de poner gasolina, que le quedan unos 50 kilómetros. He de decir que la Kymco tiene muy poca autonomía (unos 180 kms). Empezamos a subir por esa carretera esperando encontrar alguna gasolinera y pasamos Monteagudo de las Vicarías y no había ninguna gasolinera… Y pasamos Morón de Almazán, y no había ninguna gasolinera… Nuestra desesperación empezaba a ser desesperante. Llegamos a Almazán, paramos a la entrada y decidimos ir un par de motos a buscar una gasolinera. No queremos mover más la Kymco no fuera que se parase. Por fin encontramos el querido y adorado líquido maravilloso… ¡¡¡Joder, lo que nos costó encontrar la puñetera gasolinera!!!

Y llenos los depósitos, seguimos dirección El Burgo de Osma para poder entrar en la ruta natural, de la cual no debíamos haber salido.

Ya en la N-122, nos dirigimos hacia Valladolid, pero no sin antes hacer una parada a comer. Y esta la hacemos en Fresnillo de las Dueñas, en el Mesón Rioduero, donde nos apretamos un cocido típico que no os quiero ni contar.







Después de aquello, ¿quién leches sigue viaje? Pero tenemos que seguir... Aranda de Duero, Castrillo de la Vega, Peñafiel… Pero ¡qué lejos está Valladolid cuando uno está cansado!

Por fin llegamos a Valladolid, y lo primero es ir a hacer la inscripción. No era difícil encontrar el lugar, simplemente debíamos seguir a todas las motos. Para un motero experimentado o con muchos años de concentras eso era normal, pero para mí… era mi primera gran concentra, y era Pingüinos. No voy a decir cómo estaba, lo dejo a vuestra imaginación. Alegrías, risas, fotos, abrazos…

 



Buscamos aparcamiento y, con cuidado, dejamos las motos. El terreno estaba embarrado por la lluvia que había caído y era inestable. Por fin nos habíamos inscrito y ya éramos oficialmente Pingüinos.

Pues ahora, al hotel a descansar un poco y a preparar la noche. Llegamos al hotel y nos dan las habitaciones separadas, quiero decir que unos en una punta y los otros en la otra. Metemos las motos en el parking y maletas para arriba.

La verdad es que cuando vi cómo era el hotel, me gustó mucho. Muy confortable, cómodo y con una cama genial.




Ya instalados, duchados y arreglados, nos vamos para el Pinar a ver qué tal el ambiente.

Yo estaba entusiasmado, porque como ya he dicho antes, era mi primera gran concentra. Nunca había visto tantas motos juntas en directo. Había oído hablar de Pingüinos, y ahora yo formaba parte de ellos.

Ya en el Pinar, decidimos dar una vuelta por los chiringuitos típicos: camisetas, parches, cascos, guantes…

Pasamos por el stand de Tryumph y veo que está la nueva Trophy, y cómo no, me hago una foto.




Bueno… que ya es tarde y hay que cenar, buscamos un sitio donde apalancarnos y sacar la tortilla de patatas que había hecho Merche y que había recorrido 680 kms.






Y cómo no… no podían faltar nuestras petacas… jejeje




Muchísimo frío, pero eso no impedía que estuviéramos alegres y que nos divirtiéramos con la fiesta pingüinera.

Llegada la media noche, campanadas… ¿Campanadas? Sí, el fin de año pingüinero, con sus campanadas, su cava y sus…”piñones”.




En el fin de año pingüinero no se toman uvas, se toman piñones. Después de esto, llega la hora de irse al hotel a descansar un poco más, que mañana es el desfile de banderas y no nos lo podemos perder.


SABADO 12

Levantarse y desayunar.






Había estado lloviendo por la noche, y la mañana se levantó nublada y con todo mojado, pero eso no nos frenó para ir al desfile de banderas.




Bien pertrechados con nuestros chubasqueros, nos vamos para el Pinar. De repente, llegando a una rotonda, escucho gritos; resulta que la bandera se me había enganchado en la cadena y estuve a “cero coma” de caerme. El palo que usé como mástil cedió por la endeblez, por la velocidad, que no era mucha, y por lo grande que era la bandera. Así que, desfile de banderas, sólo con las pequeñas.

Una vez llegados al Pinar, se abrió el cielo como si se tratase de una película de esas que suelen poner en Semana Santa, salió el sol y comenzó a subir la temperatura. 








¡IMPRESIONANTE! No sabía calcular la cantidad de motos que había allí. Y lo bueno es que desde el Pinar llevaban 15 minutos saliendo motos sin parar.

Por fin nos toca a nosotros, nos subimos en las motos y empezamos a movernos. La Guardia Civil cortaba las rotondas antes de entrar en Valladolid, y una vez dentro, era la Guardia Urbana la que nos iba cediendo el paso.

Para mí, era mi primer desfile y he de decir que fue muy emocionante ver a los vecinos de Valladolid disfrutando del espectáculo, sobre todo a los niños saludando, haciendo “V,s” y chocando las manos cada vez que nos parábamos.




Al final tuve que quitar la música que siempre llevo puesta. Rafa me lo pidió… Se estaba volviendo loco escuchando a Iron Maiden… Jajajajaja.

Terminado el desfile en la Plaza de Colón, nos buscamos la vida para ir a tomar algo. La verdad es que no nos calentamos mucho la cabeza. En el primer sitio que vemos, aparcamos y nos sentamos.



 













Pues eso… A llamar al camarero y a tomarnos algo antes de irnos a comer. 

Despues del aperitivo, buscamos algún sitio para comer y terminamos en una pizzería donde no es que comiéramos muy bien, pero al menos comimos. Motos aparcadas en la puerta y para adentro.




Después de la comida, nos vamos para Puente Duero a pasar la tarde y a ver los chiringuitos que también había allí.

Puente Duero es un pueblo pequeño, tranquilo pero que en enero se convierte en uno de los más visitados de la comarca, gracias a Pingüinos. Ves que todo está abierto prácticamente las 24 horas durante este fin de semana. Los vecinos están encantados porque, a la vez que vida, le trae una subida en su economía.

Nos hicimos fotos en la falla pingüinera. Una falla de poliespan guapísima con forma de iglú con un pingüino en moto… Pero mejor verla en foto…





Decidimos irnos al hotel a cenar algo y luego volver a Puente Duero, pero tuvimos el problema de que nos cayó una manta de agua impresentable que nos hizo plantearnos el ir o no ir. De momento cenamos en el hotel a base de unos bocatas en el bar y después, si escampaba, decidiríamos qué hacer.





Llega la hora de quemar la falla… No veas la que se lio de humo negro… Pero es normal, el poliespan es lo que tiene.

Esto ya casi está terminado, así que vamos a celebrarlo con unas cervezas. Lo impresionante fue la helada de cayó de golpe, pero eso no impidió que nos apretáramos un par de cervecitas bien frias... 



Poco más de este fabuloso día. Al hotel a dormir, que mañana hay que regresar.


DOMINGO13

Desayunar y preparar las motos para regresar a casa. El día se había levantado nublado pero de momento no llovía, así que a pagar y a comenzar el viaje. Yo empezaba a despedirme de mis primeros Pingüinos.




Empezamos la marcha y, a los pocos kilómetros, primer contratiempo: se nos pone a llover y nos paramos a ponernos los chubasqueros. Aún no habíamos llegado a Tudela de Duero.

Continuamos viaje sin mucho más. Llovía, paraba, volvía a llover y nosotros no parábamos de hacer kilómetros. El frío y el agua habían empezado a hacer mella en Ángel, que poco después de Langa de Duero se tiene que parar en la gasolinera porque no aguanta más. Yo me paro con él y le pongo los puños calefactados para que se le calienten las manos. Recuperado un poco, salimos al encuentro de los demás, que nos esperaban en la variante de San Esteban de Gormaz.

Reunificado el grupo, decidimos parar a tomar algo caliente en San Esteban. Mucho frío y mucha agua.

Encontramos un bar y no nos lo pensamos mucho… Cola-Cao para todos, muy calentito. 




El frío era… frío, y el agua… muy húmeda y muy fría, pero había que continuar, así que reemprendemos el camino.

No muchos kilómetros más allá, en Venta Nueva, pasado Calatañazor, nos empieza a nevar. Menudo viaje de regreso que teníamos. Pues paradita otra vez. 
 




La verdad es que la vuelta estaba resultando dura y cansada. Ahora pensábamos dónde pararíamos a comer. Empezamos a tirar…Villaciervos… Soria… Seguíamos tirando… Fuensaúco… Aldealpozo… Matalebreras… Y seguíamos tirando… Ágreda y por fin decidimos parar en Tarazona, a las 4 de la tarde, y conseguimos comernos un bocadillo.

Salimos casi a las 5, pero descansados y medio secos. A partir de aquí, poco más. Seguía lloviendo y parando, y nosotros tirando. Yo iba destrozado y ralentizando mucho al grupo, lo reconozco.

Llegamos a Zaragoza, y autopista. Cualquiera se metía por la N-II de noche y con agua. Otra parada en el área de Pina de Ebro y otro rato perdido. Salimos en Fraga a coger la autovía.

Volvemos a hacer otra parada en Fondarella a repostar y estirar las piernas. El cansancio hacía rato que se estaba haciendo notar.

Decidimos volver a parar en El Bruc para despedirnos y, a partir de ahí, cada uno a su ritmo.

Cortadito unos y cerveza otros. Despedidas después de un fin de semana impresionante. Para mí fue algo más especial, por tratarse mi primera vez… Mi primer gran viaje en grupo, mi primera concentración, mis primeros Pingüinos…

Sobre las 12 de la noche, agotado y empapado, llegaba a casa. Gracias, chicos, por este fin de semana…