ALMERIA BIEN VALE
UN CAFÉ
EL REENCUENTRO
Todo empezó con una solicitud de amistad de Facebook. ¿Quién es Filo?.
Me puse a mirar el perfil y no me lo podía creer, la mujer de mi buen amigo César, amigos desde hace 35 años, aunque hacía más de 20 que no nos veíamos.
Tramamos darle una sorpresa a César. Me presentaría de repente y a ver su reacción. Pues venga, vámonos a Almería a tomarnos un café.
Salimos de Barcelona por la AP-7, recientemente libre de peaje. Pasar por la barrera de Martorell sin parar y sin coger ticket es una sensación rara, pero lo importante es que ya es gratuita.
Mucho tráfico, muy caótico, muy anárquico, cada uno circula por donde quiere, pero es relativamente rápida, aburrida y tediosa, pero rápida.
Llegando a Hospitalet del Infante se pone a llover a 1 km del área de servicio, justo para poder parar y no mojarnos.
Aparcar bajo cubierto al lado de otras motos y como es normal entablar conversación.
Pedro, un motero que viene de Barcelona habiendo pasado antes por los Balcanes y Turquía con su BMW y sus maletas llenas de pegatinas de todos los países por donde había pasado…
—Toma, ponle esta que seguro que te falta —le dije dándole mi pegatina y es aquí donde comenzó todo el cachondeo...
Coge la pegatina, la mira, me mira a mí y hace un gesto mezcla de incredulidad y sorpresa o de sorpresa e incredulidad.
Yo me quedo un poco descolocado porque nunca mis pegatinas habían hecho ese efecto en nadie y es cuando me comenta que a él también se le conoce como “Capi” y empezamos a reír.
Resulta que
una semana antes, un amigo suyo le envía la foto de la pegatina que puse en el monumento
de “La Ruta del Silencio” en Teruel y le dice que alguien le está haciendo la
competencia con el nombre. Todo eso no hubiera pasado de una simple anécdota si
no es porque se encontró con quien le hacia la competencia…. jajaja.
Buen ritmo en autopista hasta pasado Valencia. A la altura de Masalavés, Pedro me hace una
señal y parada a comer.
Comida a pie de moto, pan, embutido, refresco… ¿Para qué
queremos un restaurante?
Intercambio de teléfonos y redes sociales, y foto de recuerdo…
Volvemos a la carretera y tiramos juntos hasta Fuente la Higuera.
Creo que aquí hubo un poco de confusión por mi parte ya que no sabía que el nuevo
tramo de la A.33 ya estaba abierto hasta Caudete y yo me desvié por la N-344
vieja.
Gracias, Pedro, por tu compañía esos kilómetros, un placer
el haberte conocido y gracias por ese regalo que me hiciste. Vamos a dejar en
intriga lo que fue, pero que me hizo mucha ilusión. Espero volver a verte en otra
ocasión.
Continuamos viaje por la ya conocida para mí N-344 hasta Yecla
y A-33 hasta Blanca donde enlazamos con la A-30 hasta Murcia. Aquí ya paramos a
descansar. Han sido 600 kilómetros y el cuerpo lo nota.
Por la mañana reemprendemos viaje desde Murcia por la A-7 autovía
del Mediterráneo. He de decir que cada vez que paso por esta carretera me
parece más cansina.
Alhama, Totana, Puerto Lumbreras, Huercal-Overa y por fin
llegamos a la salida 514 para enlazar con la antigua N-340a dirección Sorbas y
Tabernas. Esta carretera es mucho mas amena que la A-7
Llegamos al hotel, descargamos y sin ducharnos a comer. Unas
cervezas, unas tapas y ya estamos listos. Ducha, siesta y preparados para hacer
turismo.
La verdad es que no tenemos mucho tiempo para hacer turismo
y por eso vamos a visitar algunos lugares de Almería.
En primer lugar, visitamos la antigua estación de tren. Una
estructura de hierro típica del siglo XIX con una fachada de ladrillo visto y
una enorme vidriera.
A poco menos de 1 kilómetro nos encontramos con el Puente Inglés, o como lo hemos conocido de toda la vida, “el puente del mineral”. Un cargadero de mineral procedente de las minas de Alfique en Granada-
Empezamos a subir por la Rambla de Almería hacia la zona
donde yo pasaba mis veranos.
La Rambla de Almería es la antigua “Ramblilla” que se urbanizó
entre los años 1994 y 2000. La verdad es que el cambio físico de la zona fue
espectacular. No tuve la precaución de hacer ninguna foto.
Llegamos a la calle Granada y vamos hacia la plaza de toros.
Construida en 1887, dicen los locales que, aunque no es la mas grande de España,
sí que es el ruedo de mayor diámetro.
A la plaza se llega por la Av. De Vilches, nada que ver con
aquella avenida donde nos juntábamos los amigos en los años 70 y 80.
Seguimos por la calle Granada hacia la Puerta Purchena, el centro
de Almería donde confluyen todas las calles importantes: Paseo, Obispo Orberá,
Granada, Murcia y Tiendas.
Se me hace muy extraño pasar por aquí y no oler las jibias
(sepias) a la plancha del bar “Los Claveles”, el emblemático bar donde la tapa
era únicamente jibia.
Paseamos por el centro histórico, pero entre calles
cortadas, gente y la dificultad de aparcar la moto, decidimos irnos a la
Alcazaba. El tiempo se nos echaba encima.
Callejeando por el centro histórico llegamos al conjunto histórico de la Alcazaba. Entramos por la puerta exterior y después de subir un tramo muy pendiente de escalones alargados y empedrados llegamos a la puertade la Justicia.
Una vez dentro nos encontramos un conjunto histórico a caballo entre jardines y fuentes y excavaciones.
Desde aquí arriba tenemos unas vistas majestuosas del puerto…
Y de la ciudad con el golfo de Almería y Cabo de Gata al
fondo…
Dentro de la Alcazaba y por culpa del COVID, el recorrido
está marcado y no te puedes salir de él, pero aun así podemos subir a algunas
murallas para poder hacer algunas fotos.
Desde la muralla norte admiramos la muralla de Jayrán con el
Cerro de San Cristóbal de fondo.
Desgraciadamente no podemos acceder al tercer recinto donde
se encuentra el patio de Armas y la Torre del Homenaje al haber un acto
privado, pero aun así nos llevamos un buen recuerdo de esta visita.
Dejamos atrás la fortaleza y nos adentramos en uno de los
barrios más marginales de Almería, “La Chanca”. Después de varias vueltas por el
barrio conseguimos salir a la zona del puerto.
Recorreremos otra parte de la ciudad y buscaremos donde
cenar. No nos complicaremos mucho y haremos unas tapas. Recuerdo un bar en el
Barrio Alto, “La Herradura”, pues allí que vamos y allí estaba…varias cervezas
(sin alcohol), varias tapas y ya tenemos la cena lista.
Aquí tenemos un ejemplo de una típica tapa de Almería…
Esto es una tapa de “boquerones en adobo”, lo que en algunos
sitios es una media ración, aquí te lo ponen con una cerveza.
Y es que Almería es sencillamente ALMERÍA.
Ya es domingo por la mañana y empezamos a prepararnos. A las
12 había quedado para reencontrarme con mis buenos amigos Filo y César.
Primero desayunar una buena tostada de aceite y un café con
leche a una temperatura que derretiría el cristal. También típico de Almería.
Llega la hora y me presento donde habíamos quedado. Llegada
espectacular, moto aparcada encima de la acera y todo el mundo mirando, entro
en el bar sin quitarme el casco, localizo a mis amigos sentados y comienza mi espectáculo…
--Buenos días, póngame usted un
cortado que me lo va a pagar…
(mirando
a mi alrededor y señalando) esta familia mismo.
Mientras me quito el casco me quedo mirando a César, él me
mira, solo él sabe lo que le está pasando por la cabeza en ese momento.
--No
me mires así César, no seas tacaño y págame el café.
Anda filo, dile algo
La cara de César era un poema, la gente en el bar miraba a
ver si esa mañana habría que llamar a la policía.
Al quitarme el casco y decirle…
--Pepe,
¿Qué é lo qué é?
… solo en ese preciso momento es cuando César exclama…
--¡¡¡
COÑO!!!... JOSE…
Seguido de un abrazo después de mas de 20 años sin vernos.
Los años han pasado y nos han dado fuerte, pero la amistad sigue ahí.
Después del espectáculo, la gente del bar siguió a lo suyo,
no sé si alegres de ver el reencuentro de unos amigos o por la decepción de no
ver una trifulca mañanera.
Me había hecho más de 800 kilómetros para tomarme un café,
pero tengo clara una cosa… Almería bien vale unos amigos.
Por cierto, la cara de su hijo fue en todo momento un poema,
no sé si por la alegría de ver a su padre fundirse en un abrazo con un viejo
amigo o por imaginar cómo fuimos hace más de 20 años. Pero mejor se lo contamos
su padre y yo en otro momento.
Volvemos a la carretera camino de casa. A-7 hasta Murcia donde
haremos noche y aprovecharemos para visitar a mi amiga Isa y sus hijos que me
invitaron a cenar y donde charlamos hasta casi las 12 de la noche.
Por la mañana emprendemos viaje de vuelta y como por Valencia
ya lo tengo muy visto y es una ruta “cansiiiina”, nos volveremos por el
interior, mi ya conocida “ruta por Teruel”, casi 200 kilómetros más larga pero más
tranquila y amena.
Cuando viajamos siempre buscamos buenos lugares para comer y
muchas veces nos olvidamos de que esos lugares son donde estamos nosotros.
Llegamos a casa cansados. Otro viaje que se queda en nuestro recuerdo.
Pronto volveremos a la carretera.