Hacía tiempo que tenía
ganas de un buen viaje en moto, y no sabía muy bien dónde ir. Un día, mirando Facebook,
vi que el buen amigo Toño Aracata presentaba sus foto-libros sobre dos de sus
viajes, y uno me ayudó a decidirme por cuál haría: me voy a ir a Normandía, y
así nació el…
Siempre intento que mis viajes sean algo más que un simple
viaje en moto, en este se iban a juntar dos de mis aficiones: la moto y el
estudio de la II Guerra Mundial; pero aun así le faltaba algo más, algún motivo
por el cual el viaje fuera más interesante si cabe. Pues ¡hecho!, convirtámoslo en un viaje solidario a favor de Rodando
Contra el Cáncer, y donemos 1 céntimo por km. Y así fue.
No iba a ir solo a este viaje, me acompañaría mi primo
Robert (coco) que vino desde Madrid para poder salir juntos. Poco imaginaba él
el viaje que le esperaba.
Salimos por la mañana dirección Puigcerdà, ya que habíamos
pensado hacer el viaje sin tocar autopistas de peaje, únicamente tocaríamos los
túneles del Cadí y de Puymorens. El día acompañaba con sol y un calor que sobrepasaba los 37 grados.
Nuestro primer destino era el pueblo de Oradour-Sur-Glane,
un pequeño pueblo donde los alemanes cometieron una de sus mayores barbaries
durante la guerra. Lo más sobrecogedor, no sé si por el pueblo en sí o por la
hora en que lo visitamos, fue el silencio, un silencio que solo se rompía
escuchando alguna máquina fotográfica o con la grabación de algún video.
Sinceramente, ese pueblo te hace pensar.
Primera visita completada y ponemos rumbo hacia Caen. Nos
esperaban más de 400 km de calor sofocante. Seguíamos con nuestro plan de no
pagar peajes, y así lo hicimos. Carreteras nacionales y departamentales donde
podíamos disfrutar, siempre atentos a las zonas de “dangeur”, las zonas donde
nos podíamos encontrar los radares de velocidad y que nos encontramos, y
muchos.
He de decir que en Francia los conductores “ayudan” a los
motoristas echándose hacia la derecha y ayudando al adelantamiento, y eso hace
que el circular por nacionales sea un poco más rápido que en España.
Llegando a Caen, el GPS me jugó una mala pasada, pero no
pasa nada: si no llegamos al camping por un sitio, llegaremos por otro. Pero
dicen que no hay mal que por bien no venga, y así fue: cuando me quise dar
cuenta nos encontramos con el puente Pegasus. Frenazo, al arcén y manos sobre
mi cabeza… Robert me preguntaba si es que me había equivocado otra vez…. Jajajaja,
no sabía lo que significaba para mí ese puente, tanto que había leído, tanto
que había visto sobre él y ahí estaba, delante de mí; estaba en el Puente
Pegasus.
Ya por la mañana de la tercera jornada, nos disponemos a
continuar con nuestro “desemmoto” y ponemos rumbo a la playa de Sword, la playa
más al este de las 4 donde se desembarcó en 1944.
En esta playa desembarcaron las tropas Canadienses. Bill Millin era un gaitero Escoces que tocó durante el desembarco y que, increíblemente no resulto alcanzado por el fuego enemigo. Años mas tarde conoció al comandante de las tropas alemanas en Sword y le preguntó porque no le habían disparado. El comandante le respondió: "Pensabamos que eras un "dummkopf -un idiota o un loco-, ¿para que malgastar balas con un "dummkopf?"
Bill Millin falleció en Agosto de 2010 con 88 años.
Seguimos hacia el cementerio Canadiense, pero sin darnos
cuenta nos encontramos con una visita no planeada. El museo franco-alemán del
radar, situado cerca de la localidad de Doubre.
Una de las cosas que más me llamó la atención era que la
edad de los soldados estaba inscrita en las lápidas, pero lo que más me “tocó”
fue ver las edades…: 24, 22, 20, incluso llegué a ver una con un 19, eso te
hace replantearte muchas cosas sobre lo que sucedió allí.
Ahora le toca el turno a la playa de Juno. "Poco que visitar."
Seguimos hacia Gold y nos encontramos con varias playas
entre Asnelles y Arromanches. Las vistas que hay desde el mirador son
impresionantes al igual que el pueblo de Arromanches.
Seguimos hacia las baterías de defensas alemanas de Longues
sur Mer. Unas baterías de costa construidas en 1943 y muy bien conservadas
dentro de lo que cabe. Eran unas baterías de costa con un cañón de 12.2 cm y
ametralladoras. De las 4 baterías, 1 está destruida al ser alcanzada por
disparos del HMS Ajax o el HMS Argonaut. A día de hoy, todavía no se sabe cuál
de los dos cruceros alcanzó el bunker.
Desde aquí continuamos hacia la localidad de Bayeux donde tenía
un encargo especial: localizar, fotografiar y dedicar las fotografías del
cementerio británico a Toño Aracata, el que me picó con este viaje y al que le
debo haber pasado 7 días en uno de los mejores viajes que he hecho.
Se estaba terminando esta jornada y aún nos quedaba por
visitar el cementerio americano. Pues ahí que vamos, y ponemos rumbo a
Colleville-Sur-Mer. Decir que este cementerio es impresionante. A diferencia del
canadiense y británico, este no tiene lápidas, tiene cruces o estrellas de
David, según la creencia religiosa del soldado allí enterrado.
Pero al igual que los demás cementerios, las cruces tenían
una alineación espectacular.
Después de visitado el cementerio americano y de habernos encontrado
con varias familias españolas, toca descansar en un camping con salida directa
a una parte de la playa de Omaha.
A la mañana siguiente comenzamos la jornada visitando la famosa playa de Omaha.
Después de visitar Omaha, nos dirigimos a Pointe Du Hoc, unas
defensas alemanas situadas sobre un acantilado, desde donde se podía divisar
“hasta el infinito y más allá”.
Lo más impresionante, aparte del bunker, eran los hoyos que había en el exterior y que fueron a consecuencia del intenso bombardeo que sufrió esta posición. Al no tener un dron para poder hacer una foto aérea, nos tendremos que conformar con una de Google Earth.
Y
ahora le toca el turno al cementerio alemán situado en La Cambe. Lo que más me
llamó la atención de este cementerio fue la oscuridad. No había lápidas
blancas, no había cruces blancas, simplemente había unas baldosas marrones con
el nombre de 2 soldados allí enterrados.
Visitado el cementerio alemán, nos dirigimos a la playa de
Utah, la playa más al oeste en la que desembarcaron los miembros de la 90 división
americana.
Después de visitar la última playa, dirigimos nuestros pasos hacia Sainte-Mère-Eglise, famosa por ser donde los paracaidistas cayeron justo en medio de la plaza del pueblo, siendo masacrados por los alemanes que allí estaban; y famosa por el paracaidista que quedó colgado de un pináculo de la iglesia y que sobrevivió gracias a hacerse el muerto.
Terminada la visita a la zona del desembarco, no podíamos volver
sin visitar Mont-Saint-Michel, y sí, lo hicimos…
Aquí termina nuestro periplo por Francia, ahora toca volver a casa después de haber conseguido nuestro
“DESEMMOTO DE NORMANDÍA”.
VIDEOS
https://www.youtube.com/watch?v=5sy1L1k0kxA
https://www.youtube.com/watch?v=OjxkthAd0I0&t=2s